Escuchar… ¿para qué?

A menudo nos quejamos de la falta de escucha de los demás, lo hacemos en todos los ámbitos de la vida, en lo personal, en lo laboral, en la cotidianidad, pero muchas veces no tenemos la autocrítica, no reconocemos que tampoco escuchamos a los demás, solo escuchamos lo que nos interesa o lo que se acomoda a nuestro interés; es hora de cambiar el chip, si empezamos a valorar y a entender la importancia de aprender a escuchar en todos los aspectos de la vida, será un nuevo comienzo, veremos cómo nuestro entorno cambia y nos ahorra más de un dolor de cabeza.
La escucha es fundamental en el proceso de comunicación, ya se ha dicho en las entradas anteriores del blog, pero lo repetiré una vez más para que el concepto quede claro y exalte su importancia, el que escucha sabe cómo responder; el escuchar nos facilita el paso por la vida porque entenderemos claramente lo que se nos dice, eso nos lleva también a expresarnos con mayor claridad, entender mejor los sentimientos de los demás, ganarnos su confianza, estrechar relaciones, reducir la aparición de conflictos y si aparecen, saberlos solucionar, llegar a acuerdos; que lo digan los negociadores del FBI, que son altamente entrenados en la escucha.
Vamos a llevar estos conceptos a la vida práctica como diría Aristóteles, todos pasamos por ello en algún momento de la vida, así que no hay que avergonzarse, cuantas veces un amigo, un familiar o un miembro de la pareja busca a un tercero para contar algo que lo agobia o entristece, cuando empiezan con su relato, ese tercero (que en algún momento fuimos), ese alguien no deja pasar ni cinco minutos cuando está interrumpiendo y juzgando o peor aún, imponiendo su punto de vista o modo de actuar con frases del estilo "yo de ti, mmm, le hubiera dicho esto y lo otro", esto no genera alivio en la persona que lo busca para desahogarse, puede producir incluso más angustia y desolación.
Otro ejemplo, obviamente sin el ánimo de juzgar, porque desconozco como funciona un BPO, pero cuantos de nosotros hemos llamado a un call center para una solicitud sencilla y nos contestan otra cosa que realmente no es relevante a la necesidad del usuario, todo por protocolos de servicio que más que aligerar la atención la hacen más tediosa y no solucionan nada, porque no escuchan al usuario, cuando vamos a un consultorio médico, hay recepcionistas o asesores que no miran al usuario, hablan en automático y no escuchan la necesidad de la persona que acude al servicio; hay infinidad de ejemplos de la falta de escucha en la vida diaria, si los nombro todos, esta entrada se haría potencialmente larga.
Todas estas circunstancias se pueden reducir e incluso sortear de la mejor manera si empezamos a entrenar nuestra escucha, porque con ella llegaremos a acuerdos, aliviaremos sufrimiento, traeremos bienestar, no solo para el que habla, también para el que escucha, porque nuestro mundo se hace más amplio y grande, conoceremos más a los seres con los que nos relacionamos habitualmente, entonces… te animas a mejorar tu escucha, nunca es tarde y si no te sientes escuchado contáctame , estoy aquí para escucharte
